¿Os acordais de la ilusión que teníamos cuando éramos peques? Yo la verdad es que no. No sé si mi cerebro, ante la desilusión, borró todos esos recuerdos. Y la verdad es que es una lástima. Supongo que esa es una de las señales de la pérdida de la inocencia, de la candidez de ser un niño. Desde ese momento, cambiamos de punto de vista, y jugando con esa baza, chantajeábamos a los mayores para que nos dieran los regalos que queríamos; o, también, para que nos regalasen cualquier cosa, que es lo que supongo que suele pasar en la mayoria de casos.
Porque no sé como, pero parece que hace más ilusiones a los mayores el comprar los juguetes que a los niños recibirlos. Os habrá pasado que el afortunado en cuestión, mira con esos ojos de nula satisfacción al regalo recién abierto, y lo aparta a un lado... cuando nos ha costado un dineral, o ha sido una aventura encontrarlo o bien una combinación de ambas.
Pero bueno, aún son niños, y no tienen esa falsedad que tenemos los mayores, por ejemplo, al recibir las dádivas del archifamoso y archipesado amigo invisible. "Que ilusión, un salero, era lo único que faltaba en mi cocina", o "Con las ganas que tenía de un par de calcetines nuevos...". De todas formas, aún hay adultos que tienen ilusión por estos regalos. Suelen ser gente dulce y cándida, y muy agradecidos. Yo disfruto entregándoles regalos, te alikmentan el alma con esa ilusión que desprenden.
Espero que todos tengais una magnífica noche de Reyes, y a los que tengais crios, disfrutad de la cara que ponen cuando abran los regalos.
Santiago Lorenzo, asquerosamente bueno
Hace 1 año
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