Estimada Rectora Montserrat Casas,
Leía esta mañana un artículo sobre el crecimiento de la Nueva Economía, la relacionada con las nuevas tecnologías, en Córdoba, Argentina. En él, un secretario del gobierno local decía que tenían la tasa más alta del país de vocaciones universitarias. Posiblemente esta afirmación sea totalmente falsa y pretenciosa, y que lo más correcto sería decir que las más concurridas escuelas politécnicas y de ingeniería se encuentran en esa provincia.
Pero me hizo pensar en nuestra universidad, la Universitat de les Illes Balears.
Personalmente, mi opinión sobre la educación ha estado en constante evolución, y quizás esté influenciada por medios de comunicación y las conciencias de los demás (algo que no es necesariamente nocivo). No me voy a meter en el jardín de los centros de primaria y secundaria, donde yo personalmente apoyo no ya la inmersión lingüística sólo en catalán, sino en catalán, inglés y castellano. Por lo menos. Lo que me preocupa son los estudios universitarios.
La población actual de las islas es apenas superior a un millón de personas, de las que tres cuartas partes se dedican a la economía turística. La industria se aplica básicamente al calzado y al sector textil. Y con este bagaje nos permitimos el lujo de tener una Universidad como la tenemos. En la que no se admiten a según que profesores porque no son capaces de dar sus clases en catalán. O se veta de facto a alumnos que vienen de fuera por la misma razón.
El futuro económico se está encauzando hacia las nuevas tecnologías. En las islas tenemos el clima, la situación y, lo que es mejor, la oportunidad de tomar ese tren. Pero no tenemos la fuerza humana para hacerlo funcionar. Necesitamos una universidad abierta, decidida a ayudar a la población a tener un futuro menos incierto. Y eso no se consigue como paladín de una cultura en particular.
Es que nos estamos quedando como los secundones, como los ayudantes de los demás. Un claro ejemplo lo tenemos con la docencia sanitaria. ¿Dónde está la facultad de medicina? Enfermería es una profesión muy respetable (a pesar de su colegio), pero no basta. No tenemos médicos, hay que importarlos. Desde Cuba, Colombia o Argentina incluso. La escusa es que no hay demanda suficiente. Pero cómo demonios va a existir demanda si nuestra oferta se autoimpone handicaps. Sí, es cierto que las otras ofertas son buenas, muy buenas, pero no implica que no sean mejorables.
Si no existe demanda, se crea. Ese es uno de los principios básicos de la economía moderna. Y si el centro que tiene que formar a los dirigentes no tiene claro eso y no lo aplica, vamos apañados.
No solamente podemos formar a nuestros ciudadanos, podemos importarlos y convencerlos para que se queden y construyan una nueva economía. Una que no se base en los grifos de cerveza, cubos de sangría (mea culpa) y pambolis. Podemos crear un Silicon Valley en las Islas, podemos ser el referente médico de Europa, podemos ser muchas cosas. Pero debemos querer primero, estableciendo las prioridades. Y la universidad debe dar el primer paso ejemplar. Si hay que quitarse el yugo de la lengua, se quita; si se necesitan profesores de fuera, se traen. Si se deben dar clases, apuntes, ejercicios o lo que sea en castellano, se dan. La cultura es la creación del hombre, no su dueño. Que parece que hemos cambiado la adoración de ídolos de madera al esclavismo de la costumbre.
Necesitamos ese cambio como el agua de mayo. Es que es muy triste que la entrada de la wikipedia sobre nuestro campus se reduzca a decir que el acceso al mismo se puede realizar con la línea 19 de autobuses. Pero que muy triste.
Espero que esta carta sirva para hacer reflexionar no sólo a usted, sino a todos los que la lean. Si alguien quiere tomarla como un ataque furibundo de enfermizo nacionalismo, se puede ir olvidado de mí. La intención que persigo es la de señalar nuevos caminos, y hacer que los que tienen la posibilidad de enmendar errores lo hagan. Quizás el errado soy yo, ojalá sea así. Pero si no, hay que plantearse muchas cosas para cambiar lo que sea necesario. Habrá que cortar, enmendar y coser de nuevo para vestir a la sociedad de las Baleares con un vestido adecuado para el futuro. Para ese futuro que ya está aquí.
Le deseo un próspero mandato como Magnífica y Excelentísima Rectora y sin otro particular más, se despide y firma,
Leía esta mañana un artículo sobre el crecimiento de la Nueva Economía, la relacionada con las nuevas tecnologías, en Córdoba, Argentina. En él, un secretario del gobierno local decía que tenían la tasa más alta del país de vocaciones universitarias. Posiblemente esta afirmación sea totalmente falsa y pretenciosa, y que lo más correcto sería decir que las más concurridas escuelas politécnicas y de ingeniería se encuentran en esa provincia.
Pero me hizo pensar en nuestra universidad, la Universitat de les Illes Balears.
Personalmente, mi opinión sobre la educación ha estado en constante evolución, y quizás esté influenciada por medios de comunicación y las conciencias de los demás (algo que no es necesariamente nocivo). No me voy a meter en el jardín de los centros de primaria y secundaria, donde yo personalmente apoyo no ya la inmersión lingüística sólo en catalán, sino en catalán, inglés y castellano. Por lo menos. Lo que me preocupa son los estudios universitarios.
La población actual de las islas es apenas superior a un millón de personas, de las que tres cuartas partes se dedican a la economía turística. La industria se aplica básicamente al calzado y al sector textil. Y con este bagaje nos permitimos el lujo de tener una Universidad como la tenemos. En la que no se admiten a según que profesores porque no son capaces de dar sus clases en catalán. O se veta de facto a alumnos que vienen de fuera por la misma razón.
El futuro económico se está encauzando hacia las nuevas tecnologías. En las islas tenemos el clima, la situación y, lo que es mejor, la oportunidad de tomar ese tren. Pero no tenemos la fuerza humana para hacerlo funcionar. Necesitamos una universidad abierta, decidida a ayudar a la población a tener un futuro menos incierto. Y eso no se consigue como paladín de una cultura en particular.
Es que nos estamos quedando como los secundones, como los ayudantes de los demás. Un claro ejemplo lo tenemos con la docencia sanitaria. ¿Dónde está la facultad de medicina? Enfermería es una profesión muy respetable (a pesar de su colegio), pero no basta. No tenemos médicos, hay que importarlos. Desde Cuba, Colombia o Argentina incluso. La escusa es que no hay demanda suficiente. Pero cómo demonios va a existir demanda si nuestra oferta se autoimpone handicaps. Sí, es cierto que las otras ofertas son buenas, muy buenas, pero no implica que no sean mejorables.
Si no existe demanda, se crea. Ese es uno de los principios básicos de la economía moderna. Y si el centro que tiene que formar a los dirigentes no tiene claro eso y no lo aplica, vamos apañados.
No solamente podemos formar a nuestros ciudadanos, podemos importarlos y convencerlos para que se queden y construyan una nueva economía. Una que no se base en los grifos de cerveza, cubos de sangría (mea culpa) y pambolis. Podemos crear un Silicon Valley en las Islas, podemos ser el referente médico de Europa, podemos ser muchas cosas. Pero debemos querer primero, estableciendo las prioridades. Y la universidad debe dar el primer paso ejemplar. Si hay que quitarse el yugo de la lengua, se quita; si se necesitan profesores de fuera, se traen. Si se deben dar clases, apuntes, ejercicios o lo que sea en castellano, se dan. La cultura es la creación del hombre, no su dueño. Que parece que hemos cambiado la adoración de ídolos de madera al esclavismo de la costumbre.
Necesitamos ese cambio como el agua de mayo. Es que es muy triste que la entrada de la wikipedia sobre nuestro campus se reduzca a decir que el acceso al mismo se puede realizar con la línea 19 de autobuses. Pero que muy triste.
Espero que esta carta sirva para hacer reflexionar no sólo a usted, sino a todos los que la lean. Si alguien quiere tomarla como un ataque furibundo de enfermizo nacionalismo, se puede ir olvidado de mí. La intención que persigo es la de señalar nuevos caminos, y hacer que los que tienen la posibilidad de enmendar errores lo hagan. Quizás el errado soy yo, ojalá sea así. Pero si no, hay que plantearse muchas cosas para cambiar lo que sea necesario. Habrá que cortar, enmendar y coser de nuevo para vestir a la sociedad de las Baleares con un vestido adecuado para el futuro. Para ese futuro que ya está aquí.
Le deseo un próspero mandato como Magnífica y Excelentísima Rectora y sin otro particular más, se despide y firma,
Dave NeWaza.
2 comentarios:
¿sabe cual es el problema, Señor Newaza? Nosotros mismos. Esta isla. Su gente. La sociedad mallorquina es inmovilista, reaccionaria, totalmente contraria a los avances, sean culturales, tecnológicos o de la indole que prefiera. Se disfraza este caracter con una patina de ecologia, de nacionalismo, a veces de defensa de "lo nostro". Pero el verdadero motivo es mucho mas mezquino que eso. Solo es un intento pueril de unos para evitar que otros puedan medrar, aunque sea a costa de perdidas propias. Esta actitud (desde mi punto de vista, ojo) es la caracteristica mas emblemática de los mallorquines. Los catalanes son avaros, los vascos, cabezones, los madrileños, chulapos, los andaluces, de la fiesta. Los mallorquines, mezquinos. Y es que siempre encontraremos en esta magnífica tierra que nos ha criado a gente que mirará con envidia a los demás y se tomará como ofensa propia el triunfo ajeno. Esta es una tierra hermosa, gobernada por la maldita envidia. Por eso siempre vamos a remolque. Triste, pero creo que cierto.
Saludos desde las Llanuras del Centauro.
Supongo que, aunque ella quisiera, no podría: quien fue que dijo que cuando llegó a presidente de gobierno se dio cuenta que era el que menos manda... Y si no que se lo pregunten a la CAEB, PP, constructoras, Federación Hotelera y demás.
David
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