sábado, 7 de julio de 2007

Breve historia del chicle

Leyendo una entrada sobre el contribuyente más prolífico de la Wikipedia, he acabado mirando cosas sobre los chicles. No tiene mucho que ver, pero estas son las grandezas y miserias de Internet. Sabes donde empiezas, pero nunca donde acabas.

Actualmente los chicles están hechos sobre una base de plásticos extraídos del petróleo (vamos, de donde salen todos los plásticos, ¿no?), pero no siempre fue así. No voy a entrar si los centuriones romanos usaban Tridentorum o si los mayas se colocaban con Orbitx sabor peyote, no. Sólo voy a rascar un poco la superficie y me limitaré a la época contemporánea.

El primero en comercializarlo fue John Bacon Curtis en 1848. Bajo el nombre de “State of Maine Pure Spruce Gum”, tuvo un éxito rotundo. Incluso se permitió el lujo de tener la consigna de vender un producto de máxima calidad con un beneficio ajustado. Vamos, como los constructores españoles actuales. Al principio usó una resina de la pícea (un árbol parecido al abeto), pero poco más tarde cambió a las basadas en parafina, de mayor calidad.
gumwall
Pero, ¿qué demonios tiene que ver el nombre de chicle con el de pícea o el de parafina? Pues nada en absoluto. El término proviene de chictli, la palabra en náhuatl (un dialecto azteca) para el árbol del que se extraía la goma usada para confeccionarlos. Según se cuenta, el introductor de esta materia en los USA del XIX, fue el general Antonio López de Santa Anna. Si, el mismo que "venció" en el Álamo. A parte de sus delirios de grandeza o de sus manías megalómanas, era aficionado a esta goma, hasta el punto de importarla desde Cuba. En su exilio norteamericano, conoció a Thomas Adams, que le servía de enlace con el gobierno.

Este americano intentaba usar el chicle como un sustituto del caucho. Obviamente fracasó, pero cuenta la leyenda que mientas que estaba en un drugstore, una niña entró pidiendo unos chicles; ahí se le encendió la bombilla y puso en marcha la producción de “Adams' New York Gum No. 1 – ¡Muerde y estira!”. Envuelto en papel de colores, se vendía a un penique cada dos piezas. Y poco después comercializó Adams’ Black Jack, con sabor a regaliz.

La introducción del chicle y de los sabores fue un momento crucial. En 1876, un vendedor de palomitas llamado William J. White compró una fábrica de parafina. Tras un tiempo de investigación logró combinar sirope, látex y azúcar y lanzó al mercado el chicle Yucatán, el primero con sabor a menta. A partir de ese momento, se popularizó en el ámbito mundial. Tanto, que uno de sus viajes pudo presentarse ante Eduardo VII, a la sazón rey de Inglaterra. Pero con esos modales de cowboy que caracterizan a los norteamericanos (aunque nazcan en Canadá), le metió un chicle en la boca a su Majestad, que no quedó muy contenta con el hecho.

Desde entonces, se han realizado muchas combinaciones con la base del chicle, pero los cambios más radicales se han dado en los sabores, que es donde se ha dado la mayor innovación. No me extenderé más, así que si queréis profundizar, mirad las fuentes y disfrutad de la enorme culturilla que hay por la red.


7 comentarios:

Anónimo dijo...

breve? bufff jaja

Anónimo dijo...

La wiki te está comiendo el seso, compañero.

Anónimo dijo...

Me ha encantao, hay que ver lo que nos metemos en la boca...jajaja, de echo he de decir que uno de mis preferidos es el de sabor a regaliz.
Solo pido desde aquí que aquellos que se dediquen a su comercialización hagan mas sabores y de larga duración que al fin y al cabo compramos menos los que no son de menta.

Anónimo dijo...

disculpame pero los plasticos no solo salen del petroleo... la palabra plastico se refiere a todos los materiales a los cuales se le pueda dar forma, entiendase, madera, metal, etc... el plastico q se extrae del petroleo se llama polimero. q es el q se conoce como plastico, con lo q todo el mundo asemeja la palabra "plastico"

Dave NeWaza dijo...

Está disculpado, abraham y, es más, aprecio su puntualización. Es un orgullo saber que cuento con lector que tienden a no creer lo que escribo.

Miguel José Aniceto Bardisa dijo...

Hola señor,

Interesantísimo articulo. Tengo que confesar que mis preferidos eran los "Boobaloo" rellenos de fresa. Además el chicle tenía una textura que te enchaba.

Siempre algo interesante que leer.

Un saludo.

Anónimo dijo...

0la
pz la vdd stoi haciend0 un proyecto para una exposicion studio contabilidad q dilema hablar del chicle ¿no? jajaja pero bueno la neta me ayudo muxo ia q de ahi zake la informacion y le gusto la exposicion al catedratico.
graxias x ese tipo de art ezo zi es zaber jajaja enserio grax