miércoles, 13 de junio de 2007

La armónica.




En el "born" de Palma de Mallorca estaba bajo las sombras que ofrecen el paseo custodiado por esas solemnes esfinges. Casi me siento obligado a pensar en la respuesta de algún acertijo para evitar que me devoraran, aunque si no lo hacen ellas lo hará este calor asfixiante.


Me senté en uno de los bancos y saqué de mi bolsillo una pequeña armónica que me regaló mi difunto abuelo. Siempre había tocado la armónica en mis ratos de aburrimiento de casa y siempre pensé que era una especie de homenaje a mi abuelo. Mi abuelo era un pescador, un lobo de mar, creía él, aunque en realidad era menos de lo que alardeaba. Un contador de cuentos único, tan único que muchas de sus historias inventadas, él se las creía. La armónica también tenía una historia propia, inventada o no, pero la tenía. Su corto relato fué así. " Esta ármonica la encontré en "cala gamba", encima de unas rocas, como si alguien se la hubiera dejado olvidada ahí. Cuando me acerqué con el "llaut" intenté alcanzarla con la mano pero algo me alcanzó a mi primero. Era una mujer desnuda que estaba en el agua. Yo enseguida intenté cogerla para sacarla del agua creyendo que se había caído de alguna roca, ella se resistió y en una zambullida no la volví a ver. ¿Me pregunto si la ármonica pertenecía a aquella mujer y si la mujer era una mujer o una sirena?. Pero si hubiera sido una sirena hubiera tenido cola de pescado y yo no vi tal cosa, bien ahora es tuya pero tendrás que aprender a tocarla." Y así fue aprendí dos o tres canciones que me ayudaban a relajarme a veces mientras las tocaba.


Sentado en aquel banco del paseo del Born empecé a tocarla y al poco rato de jugar con una par de notas a ritmo de un blues que me sabía, oigo un estruendo, varios coches habían atravesado el paseo hacia a mi. Miré la armónica y me la guadé en el bolsillo. ¿Quizá fuera una sirena la dueña de la ármonica?




2 comentarios:

El Espantapájaros dijo...

Me encantan las armónicas, siempre me ponen nostálgico, aunque no sé tocarlas. Por cierto, sobre su anterior artículo, yo llamaba "cangrejeras" a lo que llamas "pulpos". Ah, y no se me olvide dar las gracias por haberme enlazado; yo haré lo propio en cuanto tenga un momento.

Un saludo

Anónimo dijo...

Seguramente la dueña fuera una sirena, no hay duda de ello.
Ya entiendo porque tocas tambien la armonica..un momento si yo no te senti cotar nunca una armonica,creo que desvario.
De un gran hombre sale otro igual de grande.