jueves, 12 de febrero de 2009

Una de cal y otra de arena

Un Testigo de Jehová se sienta junto a un andaluz muy salao en un vuelo Sevilla-Tenerife. Después de despegar empiezan a repartir bebidas a los pasajeros. El andaluz pide un cubatita de ron; la amable azafata pregunta entonces al supersticioso si quiere beber algo, a lo que le responde con muy mal tono:

'¡Prefiero ser raptado y violado salvajemente por una docena de rameras de Babilonia antes que una gota de alcohol toque mis labios!'.

El andaluz, con los ojos abiertos como platos le devuelve el cubata a la azafata y dice:

'Yo también. No zabía que ze podía elegí.'

6 comentarios:

Sarashina dijo...

Hola, Dave. Me habían contado ese chiste con un mormón, pero vale lo mismo. Yo prefiero la copilla, la verdad. En realidad, lo que prefiero es no subirme a un avión, pero...

Mameluco dijo...

Que viciosos son los evangélicos, la virgen.
Creacionistas del infierno. Condenados de por vida a escuchar a Barón Rojo los ponía yo, jajaja.

Mameluco dijo...

Porque los ultracatólicos beben, ¿no?

Dave NeWaza dijo...

Joer, esto de tener lectores inteligentes no te permite cometer fallos... es cierto, los ultra beben, y quizás más que ninguno. La verdad es que queda mejor el chiste con un mormón o con un testigo de Jehová, que es como me lo contaron desde un principio.
Pues nada, rectificación al canto.

Mameluco dijo...

Les pirra la sangre de Cristo, como a Josemari Aznar, que puede conducir en perfectas condiciones, habiéndose bebido media Rioja Alavesa. Y eso que es legionario de Cristo Rey...

Quicus Magnificus dijo...

Los aviones... ése lugar mítico donde contar chistes al vecino de al lado...

Los aeropuertos y los overbookings son de las cosas más divertidas que te pueden pasar en la vida :-)